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Mostrando entradas de diciembre, 2024

El viejo y el asfalto

 Salí a pasear con mi perra Lúa. Encontramos una furgo de esas que ahora se camperizan con un señor de cierta edad sentado en uno de esos bancos con mesa que hay por todas partes. Como a Lúa le gusta saludar a los bípedos  y a no todos los bípedos les gustan los perros, la llamé para atarla. El hombre al oír mi armoniosa voz se giró y con señas me dijo que la dejase suelta. El hombre parecía que había terminado de comer y tenía una pequeña cafetera sobre un pequeño a hornillo de gas. Olía bien a café. Me acerqué y al mirarme y verme me invitó a sentarme a tomar café y compartir algún pitillo. Como buen adicto a la cafeína acepté. Me contó el viajero que llevaba más de dos años recorriendo España sin prisa alguna. Nadie le espera. Justo al jubilarse enviudó y lejos de quedarse en casa decidió comprar una furgo de segunda o tercera mano, camperizarla de cualquier manera y lanzarse al asfalto. Olé por el.

Miedo

  Me desperté sobresaltado, el corazón me latía con violencia, otra vez. Escudriñé la habitación con dificultad, la claridad de la luna llena sólo permitía perfilar la silueta de los escasos muebles. Tanteando la mesilla localicé mi móvil, dí a una tecla cualquiera y su pantalla se iluminó, las tres de la mañana. La misma hora desde hace una semana, me despierto así, siempre en el mismo estado sin saber qué me lo había provocado. Todo en completo silencio. Me giré dando la espalda a la ventana cuyas cortinas se movían a un ritmo casi espectral. Siempre presumí de mi escepticismo, pero ésta vieja casa comienza a quebrar mi seguridad. Parpadeaba lentamente esperando que el cansancio se apoderara de mí. Observaba la puerta entreabierta, parecía que se movía sutilmente, puede que sea a causa de la sugestión de mi estado o incluso de un efecto óptico causado por la penumbra. Mientras debatía internamente las dos posibilidades vi una silueta oscura que pasó apresurada entre el resq...

Soledad

¡Papa, tengo miedo!... ¿Puedo dormir contigo? ¿Qué pasa?, ¡ya es de noche, ve a dormir!... ¡Es muy tarde! Pero papá , ¡se oyen ruidos muy raros en mi habitación!... Me levanté y fui con mi pequeña a su cuarto, encendí la luz: Ves... ¡no hay nada !. ¡Pero papá , cuando apagas la luz se escuchan ruidos muy feos!. Apagué la luz: ¡Ves, no se escucha nada!, ahora duérmete por favor, que mañana hay que madrugar... ¡Papá , no te vayas!... ¡quédate conmigo!... Está bien, pero sólo por esta noche, ahora duérmete por favor... Me acosté en la cama con mi pequeña y la abracé...Nos dormimos. ¡Cariño Despierta, levántate ya!... ¡Es tarde!... ¡Otra vez te quedaste dormido en el cuarto de la niña!... ¿Hasta cuándo vas a impedir que se vaya?... ¡Déjala ir de una vez!, hace un año que murió y todas las noches vienes a dormir aquí, a su habitación; ¡acéptalo de una vez!... Si tan sólo le dijera a mi esposa que mi niña viene todas las noches con miedo a buscarme, tal vez recor...

Andar en moto

  Andar en moto es otra cosa, otro estado. Con los años he conocido a personas que algo me han enseñado. He conocido a otras que en su interior tienen mi mismo espíritu y a otras que ya he olvidado. Me he mojado, he pasado frío, he pasado calor. He sentido miedo. Me he caído y me he levantado. En alguna ocasión me he hecho daño. Me he reído solo dentro del casco, tanto que me caían las lágrimas. Mis mas largas charlas conmigo mismo han sido sobre dos ruedas. He cantado y gritado como un loco y también he llorado en esa soledad. He visto lugares maravillosos y me he detenido mil veces a ver un paisaje, a sacar una foto, a beber del caño de una fuente, a tomar un café y fumar un cigarrillo a la vez que charlaba con los lugareños. He salido con mis demonios comiéndome el alma y he vuelto con paz en mi interior. Cada vez que me preparo para salir a rodar noto como poco a poco algo cambia en mi. He dejado de hablar con gente que no entendía, que no tenían ese algo den...
  No recuerdo para qué entré en el garaje. Allí estaba ella, picarona me guiñó un ojo invitándome a salir. La propuesta me pareció seductora. De la mano me llevó por carreteras ahora sinuosas, ahora interminables, casi siempre flanqueadas por robles y encinas y paralelas a ese Ebro recién nacido pero ya generoso de caudal. Paramos a tomar un café en uno de esos pueblos apenas habitado pero eso sí, con un bar. Al sol se notaba que va llegando el verano. En la umbría aún se notaba un fresco que nos invitaba a acercarnos, a intimar.

Sensaciones sobre dos ruedas

  Hoy al partir vi salir el sol tras los torreones del castillo. Rodé por desfiladeros que alguno no puede ni imaginar y subí puertos de montaña. En alguno de ellos el calor del sol parecía fundir el casco sobre mi cabeza, en otros la fina lluvia caló mi ropa. Vi al corzo cruzarse ante mi montura. Vi al buitre comiendo una garza sin inmutarse por mi presencia. Me crucé con humanos que no saben lo que es saludar y platiqué tomando café con extraños seres que montan en custom. Todos esos momentos se perderán como lagrimas en la lluvia.

Pensamiento sobre dos ruedas

 PENSAMIENTOS SOBRE DOS RUEDAS Pertenezco a la generación que tenía un solo mandato: debíamos ser, y así lo intentamos, los mejores hijos, los mejores maridos, los mejores padres, los mejores profesionales, etc. Ahora he descubierto que, a veces me gusta estar, salir, viajar solo, todo a mi ritmo y a veces prefiero no hacer nada. Ya demostré con creces quien soy como persona. Lo que me queda de vida, intento que sea mío disfrutándolo con lo que me de la gana: viajando, tomando un café con alguien o simplemente no hacer nada. Ya es tiempo de nuestro tiempo y de dejar de ser quienes no somos. Excepto los nuestros nadie nos llorará cuando ya no estemos. Somos una generación que rompió estereotipos, allanamos el camino para los que vinieron después. Por eso ya es hora de que empecemos a relajarnos y a divertirnos más. Veo en mi y en quien me rodea que hacemos demasiadas cosas a la vez y no nos detenemos, no nos damos cuenta de que la vida pasa volando. Cuidémonos, ...

Sobre lo negro

  Desperté cuando aún se oían lo sonidos del amanecer. Algo me pedía salir, aparcar mis pensamientos, mis problemas. Tras mi rutina mañanera, me enfundé con unos viejos vaqueros y salí a rodar con Lola, mi psicóloga particular. Pasé por pueblos de la comarca que ignoraba su existencia. Rodé por carreteras secundarias y terciarias. Cada vez que me detenía a sacar alguna fotografía siempre me acompañaba un único sonido, el canto de un pajarillo. Estoy sentado en un antiguo lavadero, escribiendo estas notas fumando un pitillo delicioso. Me sabe rico como me sabe todo este día desde que desperté. Ya toca volver a casa, a mi rutina, mi vida, mis hijos. Pero sabes una cosa; que me quiten lo bailao

Despedida

 No me busques en una tumba, en una urna, en un panteón. Bien sabes que nunca me gustó el encierro, y ahora que mi cuerpo ya no es prisión soy para siempre tuyo y del viento. Búscame entre las agujas de la lavanda, tu qué sabes cuánto amaba las flores, los olores y los colores. Búscame una mañana llena de niebla, escondido entre los pinos y los robles bajando por el manantial de agua fresca, surcando el cielo con las garzas Búscame cuando el sol de mediodía te envuelva entre sus rayos haciéndote buscar la sombra entre un hayedo, recuérdame ahí con su aroma. Búscame una tarde lluviosa en la taza de café que tú corazón reconforta, en los momentos felices que pasamos juntos, en nuestras pláticas más inverosímiles. Ya no me llores por qué me afliges, se que es duro ya no poder vernos, pero aún podemos sentirnos, acompañarnos, y sobretodo amarnos, por qué se va el cuerpo pero el amor es eterno y no entiende de materia, tiempo o espacio. Así que me quedo aquí, conti...